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Había una vez un campesino de la sabana de Bogotá, en Fusagasugá (ricas patatas), pobre pero sabio, que trabajaba la tierra duramente con su hijo. Un día el hijo le dijo:

-¡Padre, qué mala suerte! Se nos ha ido el caballo.

-¿Porqué dices mala suerte? - respondió el padre-, veremos lo que trae el tiempo...

A los pocos días el caballo regresó, acompañado de otro caballo.

-¡Padre, qué buena suerte! - exclamó esta vez el muchacho -

Nuestro caballo ha traído otro caballo.

-Por qué le llamas suerte? - repuso el padre - Veamos qué nos trae el tiempo.

En unos cuantos días más, el muchacho quiso montar el caballo nuevo,y éste, no acostumbrado al jinete, se encabritó y lo arrojó al suelo.

El muchacho se quebró una pierna.

-¡Padre, qué mala suerte! - exclamó ahora el muchacho -.

¡Me he quebrado la pierna!

Y el padre, retomando su experiencia y sabiduría, sentenció:

-¿Porqué dices mala suerte? Veamos lo que trae el tiempo!

El muchacho no se convencía sino que gimoteaba en su cama. Pocos días después pasaron por la aldea los violentos, buscando jóvenes para llevárselos a la guerra.

Vinieron a la casa del anciano, pero como vieron al joven con su pierna entablillada, lo dejaron y siguieron de largo.

El joven comprendió entonces que nunca hay que dar ni la desgracia ni la fortuna como absolutas, sino que siempre hay que darle tiempo al tiempo, para ver si algo es malo o bueno.

La moraleja de este cuento es que la vida da tantas vueltas, y es tan paradójico su desarrollo, que lo malo se hace bueno, y lo bueno malo y no merece la pena preocuparse tanto, sino vivir cada cosa en su momento. Cuando en mi adolescencia me preocupaba por tantas cosas, un antiguo amigo mío decía:

Lo malo que tiene lo bueno es que se acaba, y lo bueno que tiene lo malo es que también se acaba

Siempre damos nuestros mejores deseos y que se cumplan nuestros sueños, sin darnos cuenta de que el verdadero significado es valorar lo que tenemos y disfrutarlo. Este mensaje se hizo importante cuando hace más de 2000 años todas las esperanzas y sueños de un pueblo entero estaban en un niño que nacía con mucha suerte, no porque todo fuera fácil, sino porque supo aceptar su destino.

Desde cerca de casa

Buena Suerte para el año 2004
y Feliz Navidad