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En estos tiempos que corren ha surgido un término que se denomina infoxicación[1]. Aunque la palabra suena rara simplemente se refiere a que, hoy en día, recibimos tanta información que, en vez de ayudar, nos colapsa, nos estresa y no nos ayuda a vivir mejor (nos intoxica). Tenemos un problema de sobrecarga de información.

Si uno piensa en cuanta información hay en el mundo es fácil concluir que es mucha, demasiada. De hecho en un mes (yo diría que en 1 día) hay mucha más de la que podemos procesar en toda nuestra vida[2]. Una iniciativa interesante son los informes HMI (How Much Information?) donde se estudia la información que recibimos. Algunas conclusiones (para EEUU, año 2010) son que en 1 día

Ejemplos de Datos
  • Una persona consume unas 12 h de información
  • Eso son unas 100 mil palabras
  • Equivalentes a 34 GigaBytes (unos 10 DVDs)
  • Sobre todo visual (especialmente la TV)

Hoy en día recibimos mucha, mucha información (y la mayor parte de baja calidad).

 

Podemos ver la información que podemos manejar de otra manera. Por ejemplo  en palabras por minuto (ppm):

  • Leemos a 200 ppm [3]
  • Hablamos a 200 ppm [4]

Es decir, que 100.000 palabras en un día serían unas 8 horas con total atención. 8 h sin parar. Ese es el problema: sin parar. Nuestro nivel de atención es un tema complejo (da para todo un curso) pero una cosa está clara: nuestra atención es limitada. Muy limitada. Es decir, de toda la información que recibimos en un día procesamos muy poca.

En Internet, por ejemplo, leemos el 20% de lo que hay (How Little Do Users Read?). 4 de cada 5 palabras, ni las leemos. Nuestro cerebro (que es inteligente) cuando hay mucha información:

  • o se cansa
  • o desconecta (no atiende)
Nuestro tiempo de atención es un recurso valioso y el cerebro lo cuida muy bien.

Por ejemplo, ¿qué información podemos manejar en 5 minutos? Algunos ejemplos:

  • Leernos un pequeño informe (de 2 o 3 páginas)
  • Escuchar una canción que nos gusta (o casi dos)
  • Ver un video en Internet

En realidad 5 minutos son muchos y muchas veces no los tenemos porque la relación entre el tiempo y la atención es un equilibrio porque:

  • Necesitamos tiempo para comprender (y aprender): A mayor atención, mayor comprensión
  • Nos cansamos: A mayor tiempo de atención, mayor cansancio

¿Cual es el equilibrio? Depende de la persona (lo que busca) y de la información (nivel de complejidad)[5] . Claro que es más rollo leer un informe de 4 páginas (mente racional) que disfrutar un video de mi lista (mente emocional) pero todo depende de lo que busquemos (y lo que tengamos que hacer)

Ahí es donde se dice que la información visual es importante (si está bien hecha), simplemente envía más información en menos tiempo. Si una imagen vale más que 1.000 palabras[6], podríamos decir que entendemos 4 veces más rápido las imágenes. El uso de mapas conceptuales e información visual para organizar información nos ayuda mucho a entender los conceptos. En realidad no es exactamente así, lo que ocurre es que la información la procesamos de forma diferente. La capacidad de proceso de nuestro cerebro es diferente para leer textos porque es racional (proceso secuencial, un canal, lado izquierdo del cerebro), mientras que las imágenes influyen en nuestra parte emocional emocional (proceso en paralelo, varios canales, lado derecho). Por eso la información visual tampoco resuelve todo el problema.

En definitiva, ni tenemos el tiempo ni tenemos la atención para toda la información que recibimos: vivimos intoxicados de información, infoxicados. Y a mayor saturación de información menor capacidad de decisión. Y se trata de fortalecernos y decidir según nuestros intereses (no del que nos infoxica). Nuestro poder está en el conocimiento y en las competencias, no en la información. Se trata de distinguir lo importante de lo irrelevante [7]

Y si he logrado atrapar tu atención hasta aquí pues estas son tres competencias que estoy aprendiendo para no infoxicar a otros:


Notas:

Actualizado del original.

[1]. El termino fue acuñado hace muchos años por Alfons Cornella

[2]. Se dice que en 1 semana del periódico New York Times hay más información que la que una persona del Siglo XXVIII podía tener en toda su vida. Y si nuestro cerebro no ha cambiado tanto (es fruto de miles de años de evolución) probablemente no seamos tan diferentes a alguien de hace 300 años. Sí podemos mejorar cómo manejamos la información, pero no tanto cómo nuestro cerebro la procesa.

[3]. La velocidad de lectura tiene mucho que ver con el nivel de educación: cuanto más alto mejor leemos en cantidad y  en calidad (entendemos mejor según lo que nos interesa). Pero se puede leer mucho más rápido (hasta 1.000 ppm) si lo que hacemos es una comprensión superficial (al 70%). Todo depende de lo que nos interese y del material que estemos leyendo. Pero 200 ppm es un  buen indicador de referencia para personas con formación media/alta.

[4]. En realidad leemos más rápido de lo que hablamos (en general) pero voy a suponer el mismo dato (200 ppm) para simplificar y que sea fácil de recordar. En realidad cuanto más rápido hablamos, menos nos entienden. Una velocidad adecuada de hablado serían 150 ppm o incluso 100. Un buen ejercicio (que me tengo que aplicar) es hablar más despacio y leer más rápido (entendiendo).

[5]. No es lo mismo estudiar la fórmula de una hipoteca (necesitamos mucho tiempo, al menos yo que nunca la he entendido) que la Fashion Week de Cibeles. Lo más complejo, necesita más tiempo.

[6]. Si una imagen vale más que 1.000 palabras, en realidad 1.000 palabras, son unas 70.000 letras, que son unos 70 K. Técnicamente podríamos decir que nuestro ancho de banda es mayor (más información en menos tiempo) con imágenes que con textos. Pero esto es a cambio del nivel de comprensión. El mensaje no es el mismo. Por eso, es importante leer (y escribir) bien. No es tan fácil.

[7]. Para distinguir lo importante de lo irrelevante se habla siempre de la regla 80/20 (el principio de Pareto). Si nuestro tiempo es limitado es importante saber para qué lo queremos.

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